Una Roma menos convencional
Si uno busca, Roma regala cientos de lugares por fuera de su circuito más concurrido y tradicional, con palacios, fuentes, iglesias y parques poco incluidos en los planes de los viajeros que visitan la Ciudad Eterna, pero que son sumamente sorprendentes.
por Diego Horacio Carnio
Comenzamos el día con un cambio de hotel programado, así que muy temprano nos mudamos al cercano Hotel Forte, de vistosa decoración en un edificio del Siglo XVII sobre la Vía Marguetta, popularizada en el filme "Vacaciones en Roma" y a escasos metros de la escalinata de Piazza Spagna.
Madrugar más de lo habitual vino muy bien para una jornada que prometía mucho y que comenzó con una visita a la Piazza del Popolo, amplia y a priori algo vacía, pero que al rato uno empieza a descubrir a través del inmenso obelisco egipcio que gobierna su centro y de las enormes fontanas de del Nettuno y della Dea di Roma, ambas combinando aguas, esculturas y alturas distintas para lograr un todo armónico y llamativo. Más curioso nos pareció la existencia, hacia el lado sur de la Piazza, de dos grandes iglesias gemelas: la Chiesa di Santa Maria dei Miracoli u la Basílica di Santa Maria in Montesanto. Es aquí también donde se ubican dos sitios de referencia interesantes como lo son la Puerta Norte de la ciudad, llamada hoy Porta del Popolo y muy cerca de ella, el Museo Leonardo Da Vinci, al cual no entramos por cuestiones horarias pero que nos contaron que es tan pequeño como genial.
Tras un expreso en la barra del Bar Cánova, emprendimos finalmente la travesía planificada para caminar hasta la alejada Villa Torlonia, una residencia en medio de un gran parque que supo ser, entre otras cosas, la residencia oficial de Benito Mussolini entre 1924 y 1943. Pero el itinerario hasta ella estaría plagado de paradas y lugares maravillosos... ¿Vamos?
Pagamos el café y retrocedimos nuevamente hasta Piazza Spagna, donde ascendimos sus peldaños hasta llegar a la renacentista Iglesia de la Trinitá dei Monti, que da nombre también a las escalinatas de la Piazza. El templo data de principios del Siglo XVI y sus interiores son dignos de ser vistos. A sus puertas, más allá de las vistas en elevación sobre la ciudad, se encuentra otro de los trece obeliscos que se esparcen por Roma, el Salustiano en este caso, que proviene de la Roma antigua pero a diferencia de otros, es una réplica hecha por los romanos con inspiración y jeroglíficos de estirpe egipcia, aunque no proviene del país de los faraones.
A partir de alli, zigzagueamos hasta tomar la Via Ludovisi y llegar a la elegante Via Veneto, donde conviven grandes hoteles de lujo, tiendas de las grandes marcas y muchas embajadas, entre ellas la de los Estados Unidos de Norteamérica. Algunas cuadras más adelante nos topamos con la barrial Piazza Alesandrina y tras algo más de caminata, llegamos a Villa Torlonia, nuestro principal destino del día.
Villa Torlonia es hoy un gran parque de acceso público. Tiene jardines muy cuidados, mucho verde y un silencio interrumpido por el canto de los pájaros que se valora mucho en territorio romano. Algunos espejos de agua, un teatro, un restaurante, varios senderos y artistas callejeros también son parte de la escenografía de Villa Torlonia, aunque el mayor interés nuestro era conocer el Museo, que se compone principalmente de tres atractivos: el Casino Noble, el Casino de los Príncipes y la Casina de las Lechuzas, siendo el más atractivo de los tres el primero, que fue la residencia de Benito Mussolini en los años en que él y el Partido Fascista Italiano gobernaron Italia, entre 1923 y 1943.
La casa que supo ser hogar del Duce y su familia data del Siglo XIX y está decorada con muebles de la época, pero que en su mayoría no son los mismos que utilizó Mussolini, los cuales desaparecieron tras su caída en desgracia. Los únicos muebles que si fueron usados por el Duce son los que uno puede ver en su dormitorio de la segunda planta de la casa. Más allá de ese dato, es muy interesante observar los ambientes del lugar donde vivió el hombre que supo ser un pseudodios en los tiempos fascistas italianos y uno de los dos grandes energúmenos que condujeron al mundo a la Segunda Guerra Mundial entre 1939 y 1945. En los subsuelos, ya se puede acceder a los búnkers antigas y antiaéreo que el Duce hiciera construir, aunque nunca llegó a utilizarlos ya que el final de la guerra no lo encontró en esta residencia, sino al frente de la República de Saló, en el norte de Italia y cumpliendo el triste rol de ser títere de Adolfo Hitler hasta que fue atrapado y fusilado por los Partisanos en las inmediaciones del Lago di Como.
La Casa de los Príncipes contiene muestras temporales de arte y de objetos, mientras que la Casa de las Lechuzas es un sector dedicado a la exposición de vitrales, característica que lo torna muy visitable.
Tras un par de horas recorriendo los museos y el parque que rodea a Villa Torlonia, iniciamos la operación retorno al hotel, cambiando la ruta de regreso para visitar ciertos lugares que nos parecieron muy interesantes y poco presentes en las guías turísticas más populares de Roma. El primero de ellos, a unas cuantas manzanas de distancia, fue la Porta Pía, diseñada por Miguel Ángel Buonarroti en 1561 para señalar los límites de los Estados Pontificios. Pero lo interesnate de la Porta Pía no acaba ahí, ya que por ella pasaron Giuseppe Garibaldi y sus bersaglieri, en la campaña militar que lograría unificar la península itálica bajo un solo Estado a partir de 1870.
Avanzábamos por la Vía Venti Settembre, en uno de cuyos lados nos encontramos sorpresivamente con un inmenso edificio que resultó ser el Ministerio de Finanzas italiano. Un par de cuadras más adelante nos esparaba la fastuosa Fontana del Moisés, conocida tambien como la Fuente del Acqua Felice, construida para suministrar agua a estos sectores de la ciudad en 1587 por indicación del Papa Sixto VI. La enorme figura de Moisés se ubica en el arco central de los tres que componen la estructura y hay que prestar especial atención al tráfico de automóviles para que la curiosidad no provoque un accidente, ya que la acera de la fonatana es casi inexistente. Enfrente, puede uno tomar un respiro sentado al interior de la Iglesia Santa Maria della Vittoria.
Tras pasar por la Piazza della Repubblica, pudimos visualizar algunos majestuosos edificios como el Museo Nacional Romano, el Teatro de la Ópera de Roma y la Basilica Papale di Santa Maria, propiedad de la Santa Sede.
Retrocedimos sobre nuestros pasos tras el desvío y nos apersonamos en la esquina de las Cuatro Fuentes o de las Quattro Fontane, un cruce de calles gratamente decorado con cuatro fuentes de agua con esculturas algo dañadas por el smog y el paso de los años, sobre todo al tener en cuenta que el complejo fue realizado en el Siglo XVI por encargo de Sixto VI, el mismo pontífice que ordenó construir la del Moisés.
Ahi nomás de las Cuatro Fuentes, bajando por la Vía del mismo nombre, llegamos al Palazzo Barberini, edificio que alberga a la Galería Nacional de Arte Antiguo, de visita imprescindible no solo por el contenido de sus salas sino por el edificio en sí mismo y sus jardines. Desde allí, nos quedaba un pequeño tramo por las angostas calles romanas hasta desembocar nuevamente en Piazza Spagna y de allí, un par de pasos más hasta el hotel, justo cuando una tormenta se desataba sobre la capital italiana.
Descansamos y salimos a cenar tarde. Llovia a cántaros y era domingo, así que la mayoría de los lugares ya estaban cerrados. Buscando una mesa llegamos hasta la rara Fontana dei Babuino, considerada por los romanos una de las fuentes más feas pero no por ello menos llamativa. A dos cuadras de allí nos abrió sus puertas la Hostaria da Pietro, donde un mozo rumano pero que hablaba en una español argentinizado, nos sirvió unas pastas del día. Ya con la panza llena y en nuestros aposentos, empezamos a pensar en la fabulosa Firenze -o Florencia, como prefieran-, próxima escala de este viaje.
+INFO:
- Hotel Forte: Via Margutta, 61, 00100 Roma RM, Italia - https://www.hotelforte.com/
- Museo de Villa Torlonia: Via Nomentana, 70 Roma - http://www.museivillatorlonia.it/
- Palazzo Barberini: Via delle Quattro Fontane, 13, 00186 Roma - https://www.tickets-rome.com/it/palazzo-barberini-tickets/
Gran aporte para todos los que nos gusta buscar lugares menos conocidos para descrubrir
ResponderEliminarRoma tiene una infinidad de lugares por descubrir... es una ciudad fascinante e inabarcable
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